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Rani Bruchstein
Bruchstein, autodidacta, busca establecer una estrecha relación con sus sujetos. La relación comienza con una invitación al estudio, seguida de una breve entrevista para determinar quién encaja mejor en el proyecto. Hasta el momento, ha invitado a decenas de personas, con las que ha pasado horas, si no días, cultivando la proximidad y la intimidad hasta sentir su confianza con él y la cámara. En este momento, les pide que se revelen gradualmente, capa por capa, física y mentalmente, mientras los cubre con maquillaje como una máscara: se esconde de un lado y se revela y descubre por el otro.
Durante las sesiones de fotos, ha hecho cientos de fotos en un intento de capturar el momento preciso y la expresión que se ajusta a su visión. Su objetivo es trasladar a la superficie las emociones internas: cuerpo, rostro, gestos y expresión. Bruchstein utiliza luces y sombras para enfatizar el estado de ánimo y las emociones mientras borra los límites. Los colores y las capas de maquillaje se utilizan como accesorios para expresar la fuerza interior de sus modelos y difuminar la línea entre lo interior y lo exterior.
Los personajes de Bruchstein interactúan con la Historia del Arte, así como con las figuras andróginas contemporáneas. Tienen erotismo, pero es asexual. Las fotos son minimalistas y, sin embargo, llenas de color, contraste y seducción. Los sujetos suelen ser fotografiados con los ojos cerrados, atrapados en su mundo imaginario.